En el mundo de la relojería, pocos diseños tienen tanta carga histórica como los relojes tipo flieger. Nacidos en plena guerra para satisfacer las necesidades de los pilotos, su legado sigue muy presente en la actualidad. Hoy te presento el segundo flieger de mi colección, un modelo tipo A, reconocible por su diseño centrado en las horas en lugar de los minutos. Un reloj que, sin grandes pretensiones, se gana el respeto por su equilibrio entre funcionalidad, estética y precio.
Este reloj monta un calibre automático Seiko NH35, todo un clásico dentro de la relojería asequible y una de las mecánicas más recurrentes en el canal. Ofrece una precisión de ±10 segundos al día y una reserva de marcha de 40 horas, lo que lo convierte en una opción fiable para el día a día. Su fiabilidad japonesa es una garantía en este rango de precio.
La caja está fabricada en acero inoxidable, mientras que la correa es de cuero marrón con pespunte blanco. Aunque echo en falta algún tipo de refuerzo en los agujeros, la correa mantiene un aspecto sólido y acorde al estilo del reloj. La hebilla de acero cepillado combina perfectamente con el acabado de la caja, aportando coherencia visual.
Con un acabado completamente cepillado y un corte recto a 90 grados, la caja refleja esa estética sobria y funcional tan típica de los flieger. Las asas cortas ayudan a que el reloj se adapte bien a la muñeca, aunque pueden hacerlo parecer algo más pequeño. Aun así, gracias a su gran dial y bisel delgado, transmite una mayor presencia de la que sus medidas indican.
La corona, aunque roscada y funcional, no está firmada, lo cual habría sido un bonito detalle estético. Tiene tres posiciones: una para el remonte manual, una posición fantasma para la fecha (que este modelo no incorpora) y la última para ajustar la hora. El bisel es un anillo de acero con acabado cepillado que encaja con precisión en la caja, formando un conjunto compacto y equilibrado.
El dial está completamente recubierto de pasta luminosa, lo que le da ese color beige tan característico. Debajo de las 12 se sitúa el logo de la marca, mientras que sobre las 6 aparece la clásica flecha de orientación de los relojes de aviador. Los marcadores están pintados en negro, con formas rectangulares más gruesas a las 3, 6, 9 y 12. El anillo interior presenta números arábigos para las horas, coronados por el típico triángulo a las 12.
Las manecillas de horas y minutos tienen forma romboidal tipo espada, con bordes pintados en negro y relleno de lúmen. La segundera blanca, sin tratamiento luminiscente, añade un toque sobrio pero funcional, con su forma de batuta contrapesada.
La gran protagonista del reloj es, sin duda, su iluminación. Que todo el dial esté recubierto de pasta luminosa hace que el reloj brille intensamente en la oscuridad. Este efecto recuerda al sistema Indiglo de Timex, pero sin necesidad de pila. El brillo inicial es potente y, aunque se atenúa con el tiempo, mantiene una luminosidad tenue durante toda la noche, ideal para consultar la hora en la oscuridad.
El cristal es de zafiro con tratamiento antirreflejante, perfectamente integrado con el bisel y apenas sobresaliendo un milímetro. La tapa trasera es roscada, y ofrece una resistencia al agua de 200 metros, más que suficiente para un reloj de aviador. Su diseño alterna entre acabados cepillados y arenados en círculos concéntricos, e incluye grabados con la marca, el modelo, el material y el tipo de cristal.
Con unas medidas de 48,5 mm de largo, 39 mm de diámetro y 12,2 mm de grosor, y un peso inferior a 100 gramos, es un reloj cómodo y ligero. Su esfera blanca y el bisel tan fino hacen que luzca visualmente más grande de lo que realmente es, algo que sin duda apreciarán quienes buscan presencia sin exceso de tamaño.
Por un precio que ronda los 70 euros, este flieger ofrece una combinación de elementos difícil de superar: calibre automático Seiko, cristal de zafiro, construcción sólida, estética cuidada y un lúmen espectacular. Un reloj que, sin grandes artificios, se convierte en una compra segura para cualquier amante de la relojería.